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¡¡ KA - BUM !!

            De vez en cuando noto como me entran unas ganas locas de coger el portátil o el dispositivo que sea y empezar a escribir lo que en ese momento se me pasa por la cabeza, porque sé, que, aunque intente hacer un ejercicio de retentiva, de memoria, exactamente eso que se me ha ocurrido no va a volvérseme a colocar entre ceja y ceja para poder plasmarlo en este que es mi blog.


Igualmente consciente de que mis cualidades como escritor deben ser muy pobres (cosa que, por cierto, se añade a las decenas de las que me gustaría dedicar tiempo y mejorar… O empezar/aproximarme), también me jacto de que tanto los perfiles de redes a las que estoy suscrito como las opiniones que aquí puedo volcar no me representan en absoluto al 100%; dado que, como siempre digo, quien de verdad quiera saber cómo soy, cómo reacciono ante algo o qué pienso sobre algún tema, es a mí (a mi persona y, preferentemente, cara a cara y, si no, por llamada de voz directa - no textos ni audios -) a quien debe recurrir para tener la versión válida (que, además, al estilo Sánchez, será la versión válida en ese momento… Vamos, revisable). Eso no quiere decir que sea chaquetero, volátil, indeciso, …, forzosamente. En este caso, en lo de MI VERSIÓN, resulta que entiendo que se puede cambiar de postura, de pensamiento, de creencia, de valores. Y todo ello sin que eso sea una falta de credibilidad ni honestidad. Es, ni más ni menos, que una evolución producida en mí.


            Como ejemplo de esto de lo de las evoluciones producidas, expondré lo siguiente…


          Quien me conoce más o menos, sabe que soy amante de la tauromaquia. Me gusta ver a los toros en el campo, pastando, trotando, peleándose, durmiendo, corriendo tras un garrochista, paseando plácidamente por una preciosa dehesa, con charcas y barro, olivos, de día o de noche, mirando a veces al observador. También me gusta verlos en los encierros, sobre todo, en los de San Fermín (para mí es como una tradición insalvable), con una belleza diferente pero aproximada a la anterior (cuantitativamente). Por último, me maravilla verlos en La Maestranza, mejor en Tendido que en Grada, mejor en Barrera que en Tendido; si no puede ser ninguna de esas opciones anteriores, la TV es otra opción, pero siempre preferible de las especializadas (estilo Canal +, vaya). La belleza plástica, multisensorial, el ambiente, la emoción que sobrevuela esa plaza del Arenal de Sevilla, los silencios, el canto de las golondrinas y vencejos, … El arte que puede recoger una faena con la muleta, los recibimientos y los quites con los capotes, los nervios mutuos de los protagonistas, esos pares de banderillas cuando se ponen con arte y valor de asomarse al balcón, … Todas esas suertes salpicadas con los olés, los pitos, los acordes de la Banda del Maestro Tejera, ver a mujeres y hombres guapas a la par, observar cómo puede quedar tan bien apretado y en su sitio, todito todo, bien encajado y puesto, un traje de mantilla de una morena despampanante subiendo 2 ó 3 escalones, para luego, a cámara lenta, sentarse, acomodarse y encenderse un cigarrillo, pa-rán-do-se el tiem-po.

Y los previos (cafecito en el irlandés, en Los Ángeles, …), los post (prioritarios son Ventura, Pepe Hillo, …) y los requeteposts (Lobby, Rockefeller, Dadá, …).


            Priceless, ¿no?


          Pues bien, hace más o menos 3 ó 4 años, cuando saltaron a la luz pública y a los medios lxs integrantes del Santuario de Animales “Almas veganas” ( https://www.almasveganas.org/ ), se formó un revuelo en los mentideros con el tema de les gallines, el veganismo, el maltrato animal, el especismo, … En un principio, me producían una mezcla de vergüenza ajena, pena y mofa. Pero eso era porque no me había parado, de verdad, nunca, a escuchar sus argumentos, lo que decían, sus motivos. Vamos, que había actuado como se actúa hoy día en el casi 100% de los casos en que interactúan seres de 8 a 60 años: te quedas con el titular, con los 20 primeros segundos de lo que sea, el post con más likes o el que se te ofrece en tu red por el algoritmo manipulador aplicable y listo. Pues bien, pocos meses más tarde de saber de la existencia de estas personas del Santuario ese (hay más, y no pocos, para quien no lo sepa), empecé a revisar los videos que ellxs colgaban, a revisar las cuentas de Twitter a quienes ellxs seguían y a ver el verdadero mensaje que querían (y quieren) transmitir. Y, con todo ello (sobre todo, por los post que colgaba una red internacional antiespecista que mostraba videos de una crueldad infinita e injustificada en el trato de animales destinados a la cadena alimentaria de lxs humanxs), me planteé mi posición hacia ellxs (Almas Veganas y los Santuarios y grupos afines) y, al cabo de estos años, he acabado siendo, hoy día, simpatizante de casi todxs ellxs. No me es ajeno que, en algunas cosas me parece que proponen argumentos peregrinos para defender sus ideas. Pero en algunas solo. Pero vamos, no mas peregrinxs son que cualquier políticx, líder/esx, presidentx, director/x o cargo de peso en cualquiera de las instituciones que nos influyen de verdad en el día a día. De hecho, SIGO SIENDO TAURINO, pero, a la vez, me parecería positivo no matar al toro en la plaza, como en Portugal, disminuir el dolor del toro en la plaza y, además, no soy anti - anti - taurinxs. Que peleen con educación y respeto por acabar con la Fiesta Nacional, vale. En frente me tendrán a mí, con educación y respeto. A ver quién gana. Pero no pasa nada.


            Por eso no soporto, tampoco, que, por los putos prejuicios de la gentuza, concluyan que si soy taurino, indefectiblemente debo ser carca, facha, rancio, soberbio, machista, pijo o deseoso de serlo, estúpido, cruel, sanguinario, irrespetuoso con la naturaleza, …


           Una mierda como una casa para toda esa puta gentuza. Pero para que se la coman bien, vaya.


          Pues eso, lo dicho: a quien debe recurrir es a mí para tener la versión válida que me representa a mí. Y ya está.


            Pues todo esto era porque estoy harto de que se me asignen pensamientos en función de los perfiles que sigo, los programas que veo, los podcast que oigo y los actos que hago.


            Nadie me conoce más que yo mismo. Y ni yo mismo me conozco, para nada del todo. O sea que, imagínate… ¡¡!! NADIE ME REPRESENTE...


           Por circunstancias personales, estas 8 ó 10 semanas atrás he tenido tiempo de pensar y meditar sobre muchas cosas y personas bastante importantes de mi vida y/o para mí.


           Cosas y personas sin/con las cuales, o si estuviesen de manera diferente, mi estilo de vida, mis cosas, mis rutinas, mi vida, mi ”todo” debería rehacerse.


            Y son cosas que pienso y me asaltan en cualquier momento… en cualquiera.


        Y me imagino, muchas veces, que yo debería ser como esas personas, normalmente de apariencias de jóvenes y extranjerxs, que se ven en cafeterías y bares, con pinta de llevar más de hora u hora y pico con la misma bebida, con la misma libretita, mirando al infinito y escribiendo notitas, parrafitos, digo yo, reflexiones, vivencias, artículos, capítulos de sus libros/memorias, … ¿Qué sé yo?


            Y me imagino allí, sentado.



            Por que contar, tengo muchas cosas que contar: reales, inventadas, mías, ajenas, … ¿qué más da?


            Cualquier día, ¡¡ KA - BUM !!





            En fin, Las Cosas…


Hueco



Parece mentira como cambia el panorama.

Lo que en una temporada está lleno de ilusión, fuerza, verdor, potencia, alegría y brillo, pasa, casi en un abrir y cerrar de ojos, a estar completamente vacío, gris, tristeza, desilusión, hoquedad.

Muy pocos lo ven, porque están distraídos con el móvil, las compras, la inercia, el día a día.

Pero, incluso, de entre esos pocos que sí lo ven, casi ninguno de ellos es, verdaderamente capaz (les vale la pena, quieren, se interesan, ...) de acercarse a eso que está casi muerto, para preguntarle si pasa algo.

Ese grupo tan exclusivo que hacen esa acción de acercamiento, esos y no otros, son los que, de verdad, hacen que eso tan vacío empiece a cobrar vida.

Dios quiera que nadie se sienta hueco, vacío, sin rumbo.

En fin, Las Cosas...

fuera

Cada vez queda menos de mí dentro de mí.
Me empiezo a sentir fuera de mi propio cuerpo, como si mi cuerpo ya fuera una jaula.
Oigo risas y las siento lejos, lejos de mí.
De hecho, no sé cómo las oigo, con qué oidos.
Estoy en caida libre y no sé tan siquiera si el salto lo hice con paracaidas.
No sé nada ya.
Me siento fuera de todo.
Fuera del sistema.
Sólo algo hay que me espera: 10 personas, quizá 20.
Pero estoy fuera.

Audios

Vaya, vaya, la que nos ha dado la jipi a toda la sala de espera.

Ha sido esta mañana, en la zona de Fisioterapia y Rehabilitación del Hospital Universitario Virgen Macarena.

Yo, de revisión rutinaria de mi proceso de rehabilitación de mi hombro roto, esperaba a ser llamado.

Llegué antes de tiempo, porque las radiografías previas, hechas allí mismo, tardaron menos en ser realizadas.

Lo que podía haber sido una espera tranquila y en silencio, se convirtió en una historia "radiada" y tensa compartida con todxs lxs allí presentes.

Una chica de mediana edad, de unos 40 ó 45 años, estaba intercambiando audios con quien, creo, era su hermano, todos en relación al acompañamiento y cuidados de su madre.

Todos los audios, audibles a al menos 5 metros de distancia.

Al otro lado, el hermano, a una velocidad x2, con voz ruda y subida de tono, lanzaba improperios y problemas de agenda que le impedían colaborar con el marrón, pues, claramente, ambos lo vivían (o, al menos, expresaban) así.

Al parecer, él, que "tanto tiempo libre tenía siempre", desde que a la madre le había pasado el percance que fuera, estaba hasta las manillas de líos y problemas, no pudiéndose poner de acuerdo con su hermana ni tan siquiera para un mísero café/refresquito, para organizarse ante el desbarajuste aparecido.

Y ella, que estaba cobrando unos "300 euros de mierda" de prestación, estaba en el paro y buscaría trabajo única y exclusivamente, cuando le "saliera del coño", respondiendo a un tironcito de orejas del hermano.

Todo allí, vox populi, ante las miradas al techo, al suelo, al móvil, ..., adonde fuera, de lxs allí pacientes...

Lo que viene a ser en toda regla un absoluto desconocimiento y desprecios de y hacia las palabras "respeto", "pudor", "entrega", ...

Una auténtica vergüenza de la que, sí o sí, teníamos que participar.

Todo por una madre enferma, impedida. Una madre que, seguramente, lo había dado todo o casi todo por su prosperidad, porque fueran felices y buenos hermanos e hijos. Buenos ciudadanos, con valores, personas agradecidas, ...

Agua de borrajas.

Allí estaban los dos, casi sintiéndose desdichados porque su madre siguiera viva así.

Una mierda.

Todxs lxs presentes, atónitxs, presenciamos como ese intercambio de audios terminó con el envío mutuo de uno a la otra al carajo y...

¡¡ MAGIA POTAGIA !!

La bondad apareció, al llegar la fisioterapeuta, acompañando a la madre, en la carita de la parada y subsidiada por 300 euros.

Un asco de postureo, que, lamentablemente, en esto del cuidado a nuestrxs mayores, está cada vez más presente.

Dios me permita ser fuerte y agradecido para no acabar así, como lxs hermanxs del audio.

Y que la justicia y el sentido común hagan de las suyas para los que se hayan comportado, comportan y comporten como ellos.

Puaj.

En fin, Las Cosas...

N U B A R R O N E S


Vaya, vaya.

Hacía tiempo que no venía por este sitio, tanto que ya ni me acuerdo con facilidad de cómo se miraban las entradas, las lecturas, los seguidores, ... Esas cosas curiosas que uno bicheaba de vez en cuándo para saber si había pasado de ser insignificantísimo a insignificante.

Ha sido un largo tiempo, ahora vuelvo pues voy a ver de cuándo era mi último post y de qué iba, más o menos.

Ya, iba del poco margen para regalar y del consumismo pasado de rosca que nos rodea. Pero lo crucial es la fecha... Inicios de diciembre de 2021.

Por esa fecha empezó todo.

Desde esos momentos mi vida está teniendo unos nubarrones encima de lo personal y lo laboral.

Todo está enlazado, cierto es.

Personalmente, entré en un estado de inseguridad, obsesión y depresión que pudieron conmigo e hicieron que, a partir de mediados de enero cayese en una baja laboral que tuvo una clarita, si no recuerdo mal ahora (...) por abril/mayo, pero tras la que volví a recaer.

Ese estado del que hablaba se fraguó en un caldo de cultivo muy, muy desagradable que tuve que intentar soportar como todo trabajador y que, a diferencia de mis compañeros, no supe sostener. No quiero dedicarle más líneas a mi trabajo. Es todo.

Me prescribieron aislamiento total del trabajo (teléfono, portátil, ...).

Cuando ya me sentía capaz de enfrentarme al trabajo, de nuevo, tuve la mala suerte de tener un accidente de moto, de esas que se alquilan, en la Avenida de Torneo, en Sevilla. A la altura de las Salesianas de San Vicente, aproximadamente. Las señalizaciones de una obra en el carril accesorio sentido Macarena y un girito malamente corregido por mi parte, me hicieron caer del lado izquierdo, dando como resultado una fractura de húmero en varias partes, además de su giro y su empotramiento en los huesos cercanos. Y un corte en el dedo 1 ("gordo") del pie en forma de boca de tortuga (denle rienda suelta a la imaginación... Pues eso).

Todo fue muy abrupto: el dedo me lo cosieron en el Virgen del Rocío, siendo objeto de la curiosidad de bastantes profesionales y MIRes que estaban por allí, pues estaban todos flipando porque no se hubiese perdido el pie ni hubiese llegado el corte al hueso. Echaron muuuuuchos puntos. Muchos. Me tuvieron que administrar más anestesia local en el dedo, pues era muy, muy doloroso.

Recuerdo perfectamente el acento del cirujano que me cosió el dedo: era madrileño o de por ahí. Me dijo que ninguna caída era inteligente (pues casi todas cuyas consecuencias trataba eran denominadas "tontas" por los pacientes). Un encanto de chaval. Mi agradecimiento siempre.

Recuerdo perfectamente el sonido de la caída, el golpe seco en el suelo. El frenazo del coche que venía detrás de mí.

Varios peatones y conductores se bajaron para auxiliarme y tranquilizarme.

Tengo muchos recuerdos de esas primeras horas y esa primera noche de confusión, miedo, rabia, llantos, ...

La señora que se me acercó a preguntarme cómo estaba y me hizo el favor de marcarme en mi teléfono el móvil de mi mujer, para que escuchase de mi voz lo que había pasado, para informarla y, a la vez, tranquilizarla...

Las caras de la gente que me miraban desde mis pies y, viendo cómo tenía abierto el dedo, no me llevaban la contraria cuando les decía que lo del pie no debía ser nada. Y me decían que claro... Con la cara blanca... ¡¡!!

El policía local que me hizo la prueba de alcoholemia (0), a pesar de que le dije que no bebí nada de alcohol, pero que lo hacía porque ese era su trabajo.

A la conductora que pasaba por allí, neuróloga, que se bajó, voluntariamente, de su coche, para hacerme un mini reconocimiento en directo de mi nuca, que iba a determinar ( y gracias a Dios, determinó que no) si tenía o no lesión medular (y para/tetraplejia previsible).

Al asistente de ambulancias que me puso el collarín y me dijo que el casco estaba roto por dentro... ¡¡!!

A mi mujer, llegando al show que se montó allí.

Ese camino eterno, en la ambulancia, con el collarín puesto. Llorando y lamentándome. Solo, en la ambulancia. Fue duro ese camino. Muy duro para mí.

Recuerdo muchas cosas.

Recuerdo a esa señora con la cabeza medio ida y a la que me empeñé en ayudar, ya esperando a mis TACs y demás, a que fuese contactada por su hijo para que viniese a urgencias ayudarle y acompañarle.

Y a esa joven preocupadísima por su madre, que se había caído, escaleras abajo, en su casa, y se había fracturado el cráneo, provocándole una pérdida tajante y parcial de visión y audición. Rota, llorando en soledad, sin nadie que le consolara, le alentamos mi mujer y yo. Le dijimos que confiara. En Dios, en los médicos.

Recuerdo tantas cosas.

De esa tarde.

Del día siguiente.

De esa semana y de ese mes.

De ese verano.

De todo este año que, como digo, ha visto llegar estos nubarrones.

Hoy no me quiero detener en más cosas en concreto, pero tengo muchas... Muchas.

Mi estado anímico está mejor.

Mi hombro, también está mejor.

Parece que me incorporo en breve al trabajo.

Le pido a Dios, a mis vírgenes (Macarena, Auxiliadora, Rocío, Trinidad, ...) y a mis santos (Juan Bosco, Judas Tadeo, Antonio, ...) que me acompañen y empujen a que, junto con lo que yo ponga de mi parte, como debe ser, me vaya bien.

Pero sí quiero poner énfasis en una cosa: habré perdido en muchas cosas. Pero he ganado en otras tantas.

He podido observar y darme cuenta de cosas muy valiosas que tengo y tenía. Y que no tengo ya.

He podido ver quién me quiere y quién no. Quién me aprecia y quién no.

Ya no le río la gracia a todo el mundo.

Ahora le bailo el agua a menos gente que antes.

Creo acercarme más a saber qué me gusta y qué no.

Otro cantar será aprender a ser fuerte y ser capaz a descartar las cosas que no sean buenas para mí y mi entorno y a abrazar las que sí.

He de seguir aprendiendo... Me queda mucho...

Muchas cosas de las que espero pase menos de un año sin que las escriba por aquí.

En fin, Las Cosas...

No Gift Margin

Cuando el Ayto. pone las luces y aún es noviembre.

Cuando los intermedios están llenos de anuncios de cosas superfluas.

Cuando tus hijas te piden más de lo abarcable.

Cuando ya no se distingue un día especial de otro que no lo es.

Cuando pedir pizza deja de ser festivo.

Cuando quieres dar una sorpresa y ya no hay margen.

Cuando el consumismo ha invadido todo.

Cuando no tienes margen para regalar.

Ni para sorprender.

Recuerdo esos jueves o viernes en que mi padre volvía de pasar 3 ó 4 días trabajando y viajando.

Verle de vuelta era un éxtasis.
Si le sumamos los caramelos, el turrón o el regalito que nos traía... ¡pa qué contar!

Eso se perdió.

No hay margen para regalar.

There's no gift margin, créeme.

No gift margin.

En fin, Las Cosas...

Fata Morgana

Es la sensación, la verdad, que tengo cuando oigo a pre y adolescentes cercanxs a mí.

De penita/asquito...

Ponen aún más etiquetas que yo en mi pubertad (allá por los 80 tardíos).

Tienen más prejuicios.

Faltan más el respeto.

Adolecen casi al completo de empatía.

Creo que están perdidxs.

Creo que, como lxs adultxs, nos faltan referentes.

No hay referentes.

Por favor, cambio de tendencia quiero... 

Esperanzas tengo.

No hay horizonte.

Todo es borroso.

En fin, Las Cosas...